¿Cúanto deberías ganar tu negocio? Break Event, Recupero de inversión Facturación vs Ganancia. Inflación. ¿Cómo calcular tu rentabilidad? | EP 3 Podcast Emprende con Juan Manuel

Episodio 3

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¿Qué significa realmente que un negocio sea rentable?

Rentabilidad no es lo mismo que ingresos

Muchas personas creen que tener un negocio rentable es sinónimo de facturar mucho dinero. Pero la rentabilidad no se mide en ingresos, sino en cuánto queda una vez que descontamos todos los costos. ¿Alguna vez te preguntaste si tu esfuerzo realmente deja ganancia o solo estás generando movimiento sin frutos? Por ejemplo, imaginá que vendés $10,000 por mes, pero tus costos entre alquiler, insumos, empleados, impuestos y servicios son $9,500. ¿Te está yendo bien? Técnicamente, ganás $500, pero ¿es eso suficiente para vivir, reinvertir y crecer? ¿Y si esos $500 desaparecen por un aumento imprevisto en el costo de los insumos? Ahí es donde se revela la fragilidad de un margen bajo.

La diferencia entre ganancia bruta y neta

Una de las primeras cosas que tenés que hacer es separar lo que entra (facturación) de lo que realmente te queda en el bolsillo (ganancia neta). Y dentro de esa ganancia neta, hay que considerar también si se ajusta a una moneda estable. De poco sirve decir que ganaste un 10% si la moneda en la que operás se depreció un 20%. Hacé el ejercicio de revisar tus últimos 6 o 12 meses. ¿Cuánto facturaste por mes? ¿Cuánto gastaste? ¿Cuánto te quedó? ¿Ese número está en crecimiento o en caída? ¿Qué factores influyeron?

El contexto importa: inflación, moneda y riesgo

¿Ganás en moneda dura o en moneda local?

Uno de los errores más comunes en economías con alta inflación, como puede ser Argentina o Venezuela, es evaluar la rentabilidad en moneda local sin ajustar por inflación o tipo de cambio. Por eso es clave entender en qué estás ganando realmente: ¿pesos, euros, dólares? Supongamos que ganás 10% al año con tu negocio, pero la inflación en tu país es del 80%. En términos reales, estás perdiendo poder adquisitivo, aunque nominalmente estés ganando. Esto aplica también si ganás en moneda local pero comprás mercadería o viajás en dólares o euros.

El riesgo también es un costo

Otro punto que muchas veces se pasa por alto: el riesgo. Tener un negocio implica tiempo, estrés, trabajo, atención constante. Si estás ganando un 5% anual con altísimo riesgo y estrés, ¿vale la pena? En cambio, hay formas de inversión pasiva que dan más retorno sin implicarte tanto. Te propongo reflexionar: ¿tu negocio te deja dormir tranquilo? ¿Qué pasa si mañana sube el precio de tu principal insumo o se rompe tu maquinaria principal? ¿Qué tan preparado estás?

Rentabilidad esperada y comparación con benchmarks

¿Qué tan rentable debería ser un negocio para que valga la pena?

Un negocio tiene que dar, en moneda dura, al menos lo mismo o más que una inversión alternativa. Si no, estás poniendo tiempo, capital y esfuerzo para algo que podrías lograr sin moverte de tu casa. Si tu negocio deja un 3% anual y el S&P 500 rinde un promedio de 10% anual, es hora de repensar. ¿Cuánto ganás hoy en dólares con tu negocio? ¿Y cuánto te gustaría ganar? ¿Esa diferencia es alcanzable con una mejora de procesos, aumento de precios o escalando el modelo?

Medir el rendimiento en el tiempo

Una cosa es una rentabilidad puntual, otra es la sostenida. Alguien puede ganar mucho un año y al siguiente perder todo. La clave está en mantener una curva ascendente en el tiempo. Por eso, revisar tus estados financieros trimestrales o anuales debería ser parte de tu rutina.

Errores comunes al medir la rentabilidad

No separar lo personal de lo empresarial

Muchas personas mezclan sus finanzas personales con las del negocio. Usan dinero del negocio para pagar gastos personales y viceversa. Esto distorsiona totalmente la visión real de la rentabilidad. Separar cuentas y tener claridad es el primer paso para crecer.

No considerar el tiempo como un costo

Tu tiempo tiene valor. Si ganás $1,000 al mes, pero trabajás 60 horas semanales, ¿cuánto estás ganando por hora? ¿Y si pudieras ganar lo mismo trabajando menos horas con otro sistema? Medí siempre la rentabilidad en relación al tiempo invertido.

La decisión crítica: ¿seguir o cambiar de rubro?

¿Cuánto tiempo le diste a tu modelo de negocio?

No todos los negocios dan ganancias inmediatas. Al principio, puede haber pérdidas por inversión inicial, ajustes, curva de aprendizaje. Pero si después de 3 a 5 años tu negocio no supera el 10% en dólares, es momento de evaluar seriamente si vale la pena seguir. ¿Estás atrapado en la zona de confort? ¿Estás manteniendo un negocio solo por costumbre o por miedo a cambiar? Preguntate con honestidad: ¿cuánto más podrías ganar haciendo otra cosa con ese mismo capital y energía?

Cómo saber si estás estancado

Señales de que tu negocio está estancado:
  • Ingresos planos o en baja constante.
  • Margen de ganancia decreciente.
  • Alta rotación de clientes o empleados.
  • Dependencia excesiva de un único proveedor o cliente.
  • Falta de innovación en productos o procesos.
En esos casos, una auditoría externa, mentoría o consultoría puede ayudarte a ver lo que vos no estás viendo.

La rentabilidad como camino hacia la libertad

El objetivo: más libertad, no más ocupación

Un negocio rentable debería darte libertad: libertad de tiempo, de dinero, de decisiones. Si solo te genera estrés, presión y dependencia, entonces no es un negocio; es una trampa. Soñá grande, pero con números claros. No se trata de trabajar más, sino de que lo que hagas tenga un impacto financiero real. La rentabilidad no es solo una métrica, es una forma de vivir mejor.

Comparativa con inversiones: negocios vs. instrumentos financieros

¿Qué rinden otras inversiones en el largo plazo?

Al tomar una decisión sobre si continuar o cambiar tu modelo de negocio, comparar tu rentabilidad con otros instrumentos de inversión es esencial. Aquí una proyección con datos reales:
  • S&P 500: promedio del 10-11% anual en los últimos 10 años.
  • NASDAQ: entre 12% y 14% anual.
  • Fondos indexados (ETFs globales): entre 6% y 10% dependiendo del riesgo.
  • Fondos comunes conservadores: 3% a 5% anual.
  • Bonos o plazos fijos en economías estables: 2% a 4% anual, usualmente apenas cubriendo inflación.
  • Inversión inmobiliaria en países desarrollados: 4% a 7% anual.
Proyectemos un ejemplo simple: si invertís hoy $10,000 en el S&P 500 y ese capital se aprecia al 10% anual durante 10 años, terminarías con más de $25,000. Si tu negocio no puede duplicar o triplicar esa cifra en una década, entonces es probable que esté rindiendo por debajo de tu potencial.

Tomar decisiones con cabeza fría

Tu negocio debe competir, al menos, con los rendimientos pasivos del mercado financiero. Si no logra igualar o superar esos índices, es hora de cuantificar el riesgo y considerar si podrías obtener mejores resultados como inversor que como empresario.

Conclusión: tu rentabilidad como brújula

La rentabilidad es el criterio central para decidir seguir, ajustar o transformar tu negocio. Sin rentabilidad real y sostenida, no hay libertad ni crecimiento posible. Comparar tu negocio con alternativas concretas de inversión es una estrategia inteligente, no un síntoma de fracaso. ¿Qué vas a hacer con esta información? ¿Te vas a quedar esperando a que cambien las condiciones o vas a tomar el control y hacer que tu negocio sea verdaderamente rentable?

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